Saturday, May 21, 2005

Gobernabilidad y economía

Javier Treviño Cantú
El Norte
13 de diciembre de 1999

Garantizar la gobernabilidad es asegurar un México democráticamente maduro, con una economía que crezca sostenidamente, un Estado de Derecho pleno, una cultura de respeto a la ley, un medio ambiente limpio y más oportunidades para la gente.

Teóricamente, gobernabilidad, o "gobernación", es tener un "buen gobierno"; es tener la capacidad de ejercer legítimamente la autoridad y que ese ejercicio sea eficiente, sobre todo en las decisiones y acciones políticas, económicas y sociales que tienen un impacto en las mayorías. Sin embargo, en el mundo actual se ha vuelto más complejo cumplir con los requisitos de la gobernabilidad: la legitimidad y la eficiencia.

Primero, porque la legitimidad se obtiene ya no sólo mediante procesos electorales limpios y transparentes. También es necesario ganarla por medio de la capacidad para convencer, negociar y lograr acuerdos con todos los actores y sectores que inciden en el desarrollo de un país.

Segundo, porque ejercer la autoridad con eficacia ahora es más complicado, ya que a los viejos retos se están sumando nuevos desafíos, externos e internos.

No hay que ser un especialista para darse cuenta de que los procesos de globalización están afectando las condiciones políticas y económicas de prácticamente todos los países. Más aún, son fenómenos que se han convertido en serios riesgos para la gobernabilidad y la cohesión social. Por eso, instituciones como la Comisión para la Gobernabilidad Global postulan la necesidad de encontrar respuestas conjuntas a los retos de la convivencia y la prosperidad internacional.

En este contexto de transformaciones mundiales, México también ha cambiado, y lo ha hecho profundamente. En menos de dos décadas se ha fortalecido la democracia y se ha profundizado la reforma estructural de la economía, lo que ha permitido contar con bases más sólidas, que han contribuido a mantener la estabilidad y a que la economía crezca de manera sostenida en los últimos tres años, a pesar de la turbulencia que se ha vivido a nivel global.

Estos avances son importantes. Pero es un hecho que aún existen grandes desafíos para garantizar la gobernabilidad, fomentar la cohesión social y lograr que la gente viva mejor. Es cierto que hay mucho por hacer y que a veces es difícil saber por dónde empezar, por eso hay que determinar prioridades. Esto podrá hacerse mejor si se generan los acuerdos que contribuyan a la gobernabilidad.

Para ello, hay que concentrarse en tres aspectos básicos. El primero, como apuntan las principales tendencias en el mundo, es fortalecer al Estado. México necesita un Estado fuerte, no por su tamaño, sino por su capacidad para coordinar los esfuerzos nacionales; para conducir y orientar la actividad económica, equilibrando las deficiencias que genera el sistema de mercado y, sobre todo, para cumplir con su principal compromiso: impulsar el desarrollo social y ofrecer mejores condiciones de vida a los que menos tienen.

El segundo es consolidar las instituciones. La solidez institucional es fundamental para diseñar y establecer políticas públicas funcionales y eficientes, particularmente en el marco de un entorno global que ha trasladado el centro de atención ya no a los modelos, sino a la efectividad.

El tercer aspecto en que hay que trabajar es la economía, porque como se reconoce hoy en día a nivel mundial, el éxito económico es fundamental para promover la prosperidad, el sentido de pertenencia a una comunidad, la cohesión social y la gobernabilidad. México cuenta con cimientos económicos sólidos para alcanzar estas metas, sin embargo, es indispensable realizar los cambios que la falta de acuerdos ha postergado.

Uno de estos cambios indispensables es la reforma fiscal. Hace 20 años los ingresos tributarios del gobierno como porcentaje del PIB eran equivalentes a 10.6%. Hoy, apenas son 7 décimas más altos, 11.3%. Por ello, México tiene la proporción tributaria más baja dentro de los países miembros de la OCDE y una de las más pequeñas en América Latina.

Otro campo en el que se requieren acuerdos es la consolidación del sistema financiero. Es prioritario fortalecer la regulación y la supervisión gubernamental sobre los bancos para reactivar el crédito, garantizar la seguridad de los ahorros, financiar programas de desarrollo y enfrentar en mejores condiciones la competencia financiera a nivel internacional.

En la era de la información, la educación, el aprendizaje y la capacitación son determinantes para aprovechar las transformaciones que se están registrando en los procesos productivos; son los medios para que el país y las empresas eleven su productividad y competitividad. Por eso es necesaria la reforma del sistema educativo.

Es necesario difundir a través de ellos información clara, confiable y consistente sobre los avances que se logren. Así, podrá generarse credibilidad, un elemento esencial que, en la "era de la información", se gana con mucho esfuerzo y se pierde en un instante.

Sólo alcanzando acuerdos y trabajando con eficiencia se podrá asegurar el crecimiento económico y la gobernabilidad. Esta es la mejor manera de alcanzar el México que queremos tener, un México más próspero y justo.



Javier Treviño Cantú es oficial mayor de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y se ha desempeñado como subsecretario de cooperación internacional de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

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